QUIMERA



Una noche, de fúlgidas estrellas,
un lucero palpita vacilante
y parece decirme en sus centellas:
Soy el alma de aquella vida errante,
*****
Que en tu vida dejó sus mudas huellas.
Te he seguido a través del firmamento
y sé bien que deslumbras junto a ellas:
Me dice el corazón, con hondo acento.
*****
Yo también ,como tú, sufro el flagelo
de esta ausencia letal que me devora;
de mis noches de amargo desconsuelo;
de mis hondas penumbras sin aurora.
*****
Yo quisiera, lo mismo que un lucero,
seguirte en los espacios siderales,
alejados del mundo traicionero
y el sórdido vivir de los mortales.
*****
Tu recuerdo es la estrella que ilumina
mi lóbrego sendero, a paso lento,
y como alma perdida en la neblina,
 llevo a cuestas la cruz de mi tormento.
*****
Si un día Dios, llevarte al cielo, quiso,
yo quisiera también, con alegría,
encontrarte en el mismo Paraíso,
donde sé que me esperas noche y día...
*****
Nada vale mi vida sin tu aliento,
sin el dulce candor de tu mirada.
Mis noches son eternas, de tormento,
y mis horas sin ti no valen nada.
*****
 Hoy espero, con férvido optimismo,
el momento final de mi partida;
que el ocaso me saque del abismo
oscuro y traicionero de la vida...


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