LABERINTOS.
**** La vida es un laberinto que tendremos que cruzar, y guiados por un instinto avanzamos al azar. Y cual una competencia, alcanzamos el final, que es el fin de la existencia de todo lo que es mortal. Y en aquella misma estancia, misteriosa y sorpresiva, se termina la arrogancia de esta especie convulsiva. Que un día, sin duda alguna, la tendremos que afrontar. Ni esplendores ni fortuna nos sirven para comprar. Un lugar en el extremo, y podamos escapar al dictamen del Supremo: Que no podemos burlar. Se han perdido los valores y las virtudes otroras; ya son pocos los señores, como también las señoras. Sin juzgar en general, pero hay manzanas infectas dentro de un mismo morral, que pasan como perfectas. El verdadero camino que debemos elegir, es aquel, cuyo destino nos depare el porvenir. Un futuro sin abrojos y de crueles desengaños; que la luz de nuestros ojos no se empañe con los años... Que al fina