CUANDO CAE LA NOCHE.

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Cuando cae la noche en mi cabaña,
un silencio fugaz invade mi alma,
y aquí en mi corazón reina la calma,
como reina la paz en la montaña.
***
En esta ingente soledad, callada,
gratos recuerdos surgen a mi mente,
como estrellas radiantes en oriente
en las noches de luna plateada.
***
Y allá, en el camposanto, de la aldea,
un ligero relámpago ilumina
una cruz que se inclina en la neblina,
que a los lampos constantes parpadea
***
Nos recuerda que allí, entre los abrojos,
en difusas y eternas soledades,
terminan las grotescas vanidades
convertidas, en frágiles despojos.
***
Y es, también, el final de la opulencia,
donde mueren las noches y los días;
las penas y pasadas alegrías
de la humana familia en decadencia.
***
Nada valen los bienes terrenales,
si al final nos llevamos una funda,
y una inmensa tristeza nos inunda
al dejar esta tierra de mortales.
***
Y un torrente que salta majestuoso,
del alto pedestal de la montaña,
al pasar por el lar de mi cabaña,
va dejando un murmullo clamoroso
***
De las hojas marchitas del estío,
que hoy se arrastran, igual que nuestros sueños,
en el frío clamor de los ensueños,
Por la turbia vorágine del río.

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