La Última Carta.



Aún conservo la carta carcomida,
con que heriste mi amor sin compasión
y que puso mi vida a la deriva,
con tu cruel y perversa humillación.

 No he podido arrancarte de mi mente,
a pesar del calvario de los años;
eres sombra constante en mi presente;
 un abismo de crueles desengaños.

Yo quisiera dejar de recordarte
y acabar con mi amarga penitencia;
pero en vano he tratado de olvidarte.

Mas un día la luz de mi conciencia,
hará justicia y pueda yo ignorarte
hasta el fin de mi lóbrega existencia.



Comentarios

Entradas populares de este blog

LA AGONÍA DEL CÓNDOR

RENCOR.

ANSIEDAD